Antimo Chiariello

Antimo

Guitarrista amateur.

Doy las gracias al Institut de l'Art por haberme ayudado a salvar mi pasión y expulsar los demonios de la distonía.

La música es una pasión que siempre me ha acompañado y lo hará para siempre, a través de sus formas profundas, auténticas y variadas, que no sólo se esconden detrás de una guitarra ...

Yo no soy un guitarrista profesional ni toco a un altísimo nivel. Siempre he tocar, en primer lugar (lo admito egoístamente), para mí mismo, quizá para intentar hacer hablar mi alma y para ser más constructivo a sus caprichos, y a continuación por todos los demás. Esto también incluye el intercambio y el divertimento.

Empecé a acusar problemas en los movimientos de la mano izquierda mientras tocaba: el dedo anular se movía mal y fuera de tiempo, convirtiéndose en una carga para toda la mano que llegó al punto de no ser capaz de hacer ni siquiera uno de los acordes más simples.

Fue muy difícil para mi esplicar todo esto a los demás y sobretodo "explicarmelo a mi mismo". Me encontré en una lucha contra un demonio invisible que estaba lejos de mi parte consciente.

En Italia fui visitado por varios especialistas: traumatólogo, neurólogo, cirujano de la mano. No recibí ninguna explicación ni el diagnóstico para mi problema. Hasta que un día, gracias a las investigaciones por Internet y a algunos amigos que yo conocía, y a los que agradezco su consejo, pude encontrar información sobre la experiencia del Institut de l'Art. En su web definían con precisión todos mis síntomas. Sentí desde el principio que el camino de la recuperación se encontraba en Terrassa, en el Institut de l'Art.

Concerté con ellos una visita y me diagnosticaron "distonía focal" en la mano izquierda. Después vino el tratamiento. El Dr. Rosset, Silvia Fàbregas y todo el personal del Institut se han mostrado como unos amigos comprensivos que ayudan y que entienden los problemas de sus pacientes.

Seguí el tratamiento asignado y los ejercicios diarios durante un año y ahora puedo decir que estoy curado. La mano ha recuperado un nuevo programa motor que había sido "corrompido".

Ahora he vuelto a tener lo que deseaba: una mano libre y relajada sobre aquellas seis cuerdas: el resto es extra.

Doy las gracias al Institut de l'Art por haberme ayudado a salvar mi pasión y expulsar los demonios de la distonía. Después de este ciclo y esta experiencia me parece que he adquirido una "conciencia" diferente y más profunda.